Los famosos yuppies de los años 80, aquellos jóvenes exitosos y modernos que andaban por la vida con celulares del tamaño de un ladrillo amurados a la oreja, ahora tienen nuevos herederos: se llaman gossips, por las iniciales de gadget obssesed, status symbol infactuated professionals, que significa algo así como profesionales locos por los símbolos de status y obsesionados por los aparatos.

Esa nueva familia de jóvenes vanguardistas no se priva de ningún chiche tecnológico: usa Blackberry, iPod e iPhone. Además, consume moda deportiva, busca confort y tecnología para su casa, invierte en un buen auto y va a trabajar con un bolso para jugar al golf o al tenis después de la oficina.

Los gossips están hiperinformados, prefieren pagar en efectivo y tienen ideas progresistas. También son muy individualistas: se concentran en si mismo y en su cuerpo, permiten la infidelidad de la pareja y son muy abiertos en aspectos como la religión, el aborto y la sexualidad. Además, llevan una vida social activa, salen mucho y buscan una diferenciación por tecnología y tendencias estéticas globales. La mayoría de los empresarios que se ubican en el segmento gossip no se reconocen como exitosos. Saben que todavía tienen muchos escalones pendientes para acariciar más de cerca el cielo del éxito.

Una encuesta reciente demostró que entre los intereses principales se ubican las cámaras digitales de última generación (57%), los más modernos televisores de pantalla plana (48%) y los nuevos teléfonos celulares (42%).

A la hora de comer, se imponen los platos simples y livianos, como pescados con ensaladas o pastas con oliva de buena calidad. ¿El motivo de tanta austeridad? El ritmo de los negocios no se lleva bien con los tiempos de los largos almuerzos, y el cuidado por el aspecto físico. La bebida preferida por los nuevos triunfadores es, por lejos, el agua mineral, aunque también se permitan una copa de vino. Ahora, la ley de los exitosos parece ser sí a la calidad y no a la cantidad.