Lea el texto que sigue:
Se olvidan de recoger a los niños, queman las croquetas y compran los disfraces en el chino. Son mujeres desbordadas que se sacuden la presión a carcajadas y que forman parte del 'club' creado por la malagueña Laura Baena.
Sí, ellas son ‘malasmadres’
No saben hacer croquetas. O se les queman. Alguna vez han olvidado recoger a sus hijos en el colegio o meter las lonchas de embutido en los bocadillos de la merienda; compran los disfraces de la fiesta escolar en el chino y se dan cuenta de que los niños no viajan en la parte trasera del coche después de ir escuchando durante media hora el CD del “cantajuegos”. A las “malasmadres” se les duerme el bebé en la mesa mientras wasapean y solo reaccionan cuando la criatura empieza a resbalarse por la silla. Sumergen al nene en la bañera con zapatillas o con los pañales y no es raro que metan el móvil en la nevera. O la mantequilla al bolso.
Luego, claro, llegan las quejas: “Mami, eres un poco insensible”. Esta frase demoledora, disparada por un pequeño anónimo en estas o peores circunstancias, llegó a ser el lema de cabecera del club de “malasmadres” en Facebook, una “comunidad emocional” que nació como una forma de desahogarse y que ya supera los 80.000 seguidores (también hay hombres) en poco más de un año de vida. Y mil más que se suman cada semana para seguir “desdramatizando la maternidad”, cuenta su creadora, la malagueña Laura Baena.
Todas estas mamás, que van “como locas” en su vida diaria, buscan lo mismo en esta página tronchante y con grandes dosis de ironía (www.clubdemalasmadres.com): “Liberarse de la presión social y familiar que nos exige convertirnos en la madre perfecta, llegar a todo, ser una ‘superwoman’. Ni tenemos superpoderes, ni queremos tenerlos”, aclara Baena. “Compartir estas experiencias tiene un efecto sanador”, revela la psicóloga y sexóloga Diana Sánchez: “Las madres pueden expresarse libremente sin sentirse juzgadas por ello. Verte reflejada en un espejo ayuda a ser más comprensiva contigo misma, aceptando que somos humanas, que estamos limitadas y que hacemos las cosas lo mejor que sabemos, o al menos eso intentamos. El efecto psicológico es muy positivo, muy liberador”, ilustra. “Mal de muchos, consuelo de tontos”, traduce con humor la “malamadre” cartagenera Paloma Jaudenes, de 37 años, con cuatro hijos que cuidar, dueña de una tienda de ropa y una de las casi 20.000 socias inscritas en el club: “Hay veces que me siento realmente una mala madre, me siento muy mal. Como el día que me olvidé de ir a recoger a mi hija de clase y me fui llorando desde mi casa hasta el colegio. O saber que llevo más de un mes sin utilizar la vitrocerámica. O de repente darme cuenta de que no hay ni un triste rollo de papel higiénico en toda la casa porque no hemos ido a la compra... Y que el “buenpadre” me traiga de urgencia de la gasolinera unos pañuelos mentolados. Y todo esto, mientras la gente me sigue diciendo que hay que pasar menos tiempo trabajando y más tiempo con los hijos...”. Pero Paloma hace “clic” en la web y el sentimiento de culpa y hasta el dolor de pies se esfuma con la primera risotada: “Me muero de la risa porque me siento muy identificada. Veo que hay madres iguales o peores que yo y, de verdad, me siento en paz”. Como dice Laura Baena, “no es lo mismo que se le quemen las croquetas a una que se le quemen a 80.000”.
Disponible en: <http://www.diariosur.es/sociedad/padres/201506/09/malasmadres-20150609130622.html> Acceso: 17 de agosto de 2015.
Del fragmento “Las madres pueden expresarse libremente sin sentirse juzgadas por ello”, podemos decir que las madres, en aquel entonces, no se sienten juzgadas por: