Ozempic, la droga que aprieta cinturones y llena bolsillos
Los titulares saltaron de las revistas científicas a las del corazón. Los agonistas del GLP1, una familia de fármacos que se comercializaba bajo distintas marcas como Ozempic, Wegovy o Mounjaro, se rebautizaron con un nombre mucho más sexy: “La droga de Hollywood”. Se dejó de hablar de cómo podían ayudar a personas con diabetes tipo 2 a regular sus niveles de azúcar en sangre para destacar un fabuloso efecto secundario: ayudaban a perder hasta un 15% de peso. Oliver, un tinerfeño de 42 años, leyó una de estas revistas y se fue directo a la consulta. “Vi que el de Tesla [el empresario Elon Musk] se lo pinchaba y a él le había funcionado”, explica en conversación telefónica. “Así que pedí una cita con mi médico de cabecera y de ahí me derivaron al endocrino”.
Los análogos de los GLP1 son medicamentos que imitan los efectos de este péptido. Pero tienen una particularidad: duran mucho más. “El GLP1 que sintetizamos todos tienen una vida media muy corta. Esta información de que has comido, la que te hace parar, tiene sentido en un momento concreto. Pero luego tienes que seguir alimentándote y, por tanto, no puedes estar saciado todo el tempo.” El GLP1 natural dura unos pocos minutos, pero sus análogos pueden prolongar sus efectos hasta siete días, dando una sensación de saciedad duradera. Por eso el Ozempic se pincha una vez a la semana.
Una de las particularidades que ha hecho que la conversación sobre este tipo de fármacos sea un poco confusa es que sus usuarios más destacados son famosos que aparentemente no los necesitan y que mayoritariamente reniegan de su uso. El ejemplo más paradigmático es el de las Kardashian. El clan familiar que había definido el ideal estético femenino los últimos años, reivindicando las curvas de forma casi militante, empezó a desinflarse ante nuestros ojos. Medio Hollywood (la mitad que no estaba ya en los huesos) fue detrás. Pero casi nadie lo reconoció. Pronto quedó claro que uno de los efectos secundarios de los agonistas del GLP1 era la vergüenza. Todo el mundo hablaba de Ozempic, pero nadie confesaba estar usándolo. Era un rumor, no una realidad.
Aunque algunos usuarios tienen motivos para esconderlo. La escasez de estos fármacos ha puesto de manifiesto una tensión social entre la búsqueda de ayudas para controlar una enfermedad, la diabetes, que está tomando tintes de pandemia y su uso en casos de obesidad, puerta de entrada a esta y otras muchas enfermedades. El mercado negro y algunos profesionales poco éticos han extendido la demanda de estos medicamentos aún más, haciendo que personas que quieren adelgazar unos kilos compitan por unas pocas dosis con diabéticos y obesos con problemas de salud.
Estos medicamentos son la punta de lanza de lo que está por llegar. Los analistas hablan de una “fiebre del oro de la obesidad” y consideran que el mercado de GLP1 podría alcanzar los 150.000 millones de dólares en 2031 (una cifra similar a lo que mueven los medicamentos para el cáncer). Mientras ellas ganan dinero, los sistemas de salud se lo podrán ir ahorrando. El gasto sanitario relacionado con la diabetes supera los 13.430 millones de euros en España según los cálculos de la Federación Internacional de Diabetes. La obesidad, por su parte, afecta a millones de personas y es la puerta de entrada a más de 200 enfermedades y problemas cardiovasculares. Tratarlos se come el 9,7% del total del gasto sanitario en España, según la OCDE.
En el texto, la expresión “La droga de Hollywood” se usa para concluir una crítica al (a la)